El gesto de un hombre que hoy deberíamos agradecer las mujeres STEAM
07/03/2024CATEGORíA: General
Parece contradictorio que un día como hoy, el 8M, Día Internacional de la Mujer, vaya a destacar el legado de un hombre
Nuria Salán
Pero es que él, quizá sin ser consciente, encendió una mecha para crear una onda expansiva de reconocimiento sobre el papel que debían ocupar las mujeres en la ciencia. Hablo de Pierre Curie y el gesto que protagonizó hace 125 años y que, sin ese gesto, quizá no hubiéramos podido reconocer la figura de una de las más grandes científicas que hemos tenido en la historia: Marie Curie.
Nos tenemos que remontar a 1901, cuando Pierre Curie recibe la nominación de la recientemente creada Academia Nobel, para recibir un galardón excepcional por su contribución a la física, junto con Henry Becquerel. La dotación económica era lo suficientemente relevante como para garantizar una investigación acomodada durante mucho tiempo, pero Pierre envió una carta a los miembros del comité pidiéndoles que incluyeran el nombre de la iniciadora de la investigación: Marie Curie. Insistió en que el trabajo de su compañera de vida y de investigación era indisociable de su reconocimiento, pero la academia se negó a incluirla y Pierre rehusó el galardón.
La Academia Nobel cambió de parecer y, en 1903, el nombre de Marie Curie constaba después de los de Pierre Curie y Henry Becquerel, con la condición de que la mitad de la dotación económica fuera para Becquerel y la otra mitad para el matrimonio Curie. No se pudo luchar más. Aunque no pudieron recoger aquel premio debido a la salud de Pierre, ¿somos conscientes de lo que supuso ese gesto?
Sin la renuncia de Pierre Curie, dos años antes, Marie nunca habría sido galardonada (y su segundo reconocimiento, muy probablemente, no habría sido posible). Sin aquella renuncia, Marie Curie no sería la protagonista de la historia, como lo ha sido, y no habríamos tenido su ejemplo, como referente. Sin ese gesto, honesto y solidario, de Pierre, la visibilidad de las mujeres investigadoras, científicas y tecnólogas se habría atrasado mucho más aún.
Hoy, podemos ser científicas, tecnólogas e inventoras y ser reconocidas por ello. Es cierto que aún hay trampas en el camino, que aún hay quien se sorprende cuando una chica joven dice: “¡quiero ser científica!”, “¡quiero ser inventora!”, “¡quiero dedicarme a la tecnología!”. Pero no hay que tener miedo, ya que por muy complicado que parezca todo, siempre, siempre hay una solución. Quizás no es ni fácil ni inmediata, pero aparecerá. Que, si se siente una mujer STEAM y tiene vocación científica o tecnológica, que lo grite a los cuatro vientos, que, seguro que no se equivoca, y que podrá presumir, ahora y siempre, de haber sido una joven valiente, que ha escogido un itinerario de vida absolutamente maravilloso. De verdad. Lo digo por propia experiencia. Yo he sido una joven con miedos, con prisas, con muchas vergüenzas y algunas penas que, después de casi 40 años dedicados, con pasión, a la ciencia y la tecnología, he ido viendo mi cambio, en paralelo al cambio de mi entorno. Yo he cambiado mucho, y soy consciente de que aquella niña con miedos, vergüenzas, prisas y penas se ha convertido en una mujer adulta firme, consolidada, empoderada y satisfecha.
Chicas, escoged vuestro futuro, sin miedo, sin vergüenza, sin prisas (pero sin dormiros), y si vuestro futuro está en las STEAM, perseguidlo, que vale mucho y mucho la pena.
Nuria Salán es profesora de la UPC-Terrassa y presidenta de la Sociedad Catalana de Tecnología
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