“Necesitamos mejores colaboraciones público-privadas para incorporar la tecnología 3D a nuestra sanidad”
20/06/2024CATEGORíA: General
Entrevista a la Dra. Alba González Álvarez, ingeniera biomédica del proyecto MarieCurie en la Universidad Carlos III de Madrid
Alba González Álvarez es Doctora en Ingeniería Biomédica con más de 9 años de experiencia en el desarrollo de dispositivos médicos implantables y fabricación aditiva. Su experiencia en la creación y dirección de nuevos proyectos de ingeniería han mejorado el tratamiento quirúrgico de pacientes con defectos óseos complejos. Actualmente, dirige un proyecto postdoctoral MarieCurie en la Universidad Carlos III de Madrid donde desarrolla implantes personalizados innovadores con el uso de tecnologías de impresión 3D en colaboración con varios hospitales de todo el mundo. Ha recibido varios premios a lo largo de su carrera, destacando el Premio Nacional de Diseño e Innovación 2022 del Ministerio de Ciencia e Innovación de España por su trayectoria en diseño para la salud y el recientemente reconocimiento en los TCT WI3DP Innovator Award, que trata de dar visibilidad a mujeres innovadoras y referentes en el ámbito de la impresión 3D.
Hablemos un poco de su experiencia en el campo de la impresión 3D médica
Soy ingeniera industrial, doctora en ingeniería biomédica y llevo 9 años desarrollando implantes para reconstrucciones óseas complejas del cuerpo humano. He tenido la oportunidad de desarrollar implantes impresos en 3D en cirugía ortopédica y traumatología, cirugía maxilofacial, cirugía torácica, reconstrucciones de columna vertebral y también para cirugía plástica, creando soluciones para casos clínicos de hospitales nacionales e internacionales. He podido trabajar en empresas, en hospitales y también en academia haciendo investigación y considero que la colaboración entre estos tres campos es fundamental para poder desarrollar producto sanitario de calidad.
En su opinión, ¿en qué mejora la impresión 3D la fabricación de prótesis e implantes con respecto a los métodos tradicionales de fabricación?
Los implantes óseos se suelen fabricar en metales biocompatibles y la impresión 3D nos permite producir geometrías muy complejas y añadir estructuras porosas que fomentan la osteointegración y regeneración ósea. Además, adecuando las estructuras porosas a las propiedades mecánicas de la zona anatómica a reconstruir, conseguimos que el módulo elástico del implante sea más similar al del hueso y esto tiene beneficios a largo plazo. Al mismo tiempo, para implantes personalizados que requieren un diseño y fabricación única para cada paciente, la impresión 3D suele ser técnica y económicamente más viable que la fabricación substractiva. Ahora bien, la impresión 3D en metal tiene que llevarse a cabo de forma muy optimizada para que verdaderamente suponga un beneficio, especialmente para fabricar prótesis que soportan altas cargas a fatiga como los implantes ortopédicos.
¿Podría explicarnos un caso de éxito con impresión 3D, en el que haya colaborado, que hubiera sido inviable con otro método?
Cualquier implante tanto maxilofacial como torácico, ortopédico o de columna donde hayamos reconstruido una superficie ósea grande y hayamos añadido estructuras malladas. Por ejemplo, las megaprótesis de hemipelvis, de fémur, de tibia, etc. Otro ejemplo de éxito del que siempre hablo es una reconstrucción de húmero personalizado para un bebé de 18 meses que tenía un tumor muy extendido en el brazo. Diseñamos un implante de la longitud de un bolígrafo con un mecanismo de expansión para que el implante pudiera alargarse permitiendo el crecimiento del brazo del bebé.
¿La sanidad pública apuesta por la tecnología 3D o más la privada?
La tecnología 3D tiene cada vez más presencia en la sanidad en todas sus variables, sobre todo en planificación quirúrgica virtual e impresión de biomodelos anatómicos que ayudan en la planificación previa a la cirugía. Sin embargo, en lo referente a prótesis implantables personalizadas en metal, éstas siguen siendo de uso muy exclusivo para pacientes muy seleccionados tanto en la sanidad pública como en la privada. Se apuesta por ellos en casos justificados donde el implante 3D sea la mejor y única opción para el paciente. Tenemos muchos retos tecnológicos y políticos por resolver para que la tecnología 3D penetre en nuestro sistema de salud y tenga mayor capilaridad en la práctica clínica habitual.
¿Cuál cree que será el futuro de la impresión 3D en la medicina española a corto o largo plazo?
El futuro es muy prometedor y emocionante. A corto plazo necesitamos mejores colaboraciones público-privadas para incorporar la tecnología 3D a nuestra sanidad. A largo plazo, la impresión 3D nos va a permitir mejorar la reparación y regeneración de tejidos. En mi campo, mediante implantes con diseños más inteligentes en su modalidad biomecánica y biológica, con nuevos biomateriales e incluso con la impresión 4D, es decir, implantes que reaccionen al entorno corporal de los pacientes, in situ, y se transformen con el tiempo.
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